Rehabilitación de una fachada de un edificio de finales del siglo XIX situado en los alrededores de la Plaça de Baix, cerca del ayuntamiento, en la ciudad de Elche. El cliente se puso en contacto con nosotros debido la necesidad de reparar las patologías existentes. Una vez en el lugar, comprobamos que la fachada estaba muy deteriorada ya que se apreciaban fisuras en varios puntos con el consecuente riesgo de desprendimiento de elementos que pusieran en peligro la integridad de los peatones que pasaran por el entorno. De hecho, uno de los balcones, conformados por un voladizo de piedra arenisca, se había desprendido sobre la acera. Por ello afrontamos un doble proyecto: por una parte resolver los problemas de estabilidad y seguridad de los elementos existentes y por otra parte devolver al edificio su imagen original realizando la mínima intervención posible para evitar un impacto visual importante en el conjunto, ya que se trata de un edificio protegido por normativa municipal ubicado en el ámbito del casco antiguo. Para ello propusimos la reconstrucción del balcón caído en hormigón armado y la consolidación estructural de los demás, ya que el bloque de piedra no presentaba ningún tipo de refuerzo.
El proceso constructivo comienza con la limpieza de toda la fachada. Posteriormente se reconstruye el balcón con hormigón armado, anclando las armaduras a la estructura existente con resina de alta resistencia, la misma que utilizamos para sostener los refuerzos de los balcones. Éstos consisten en una lámina de metal soldada a unas cartelas que se unen mediante un anclaje químico con el muro existente. En el último paso se pinta el refuerzo metálico con una imprimación antioxidante y se laca de un tono marrón acorde al lugar donde se encuentra la obra.
A continuación, en todos los bordes, molduras y adornos que tiene la fachada, se aplica un mortero de reposición con fibra de vidrio que le otorga la resistencia adecuada al estar todos estos elementos expuestos a la intemperie. Bajo los miradores que se encuentran en la fachada principal se colocan otras cartelas metálicas para dotar de una imagen uniforme a todo el conjunto. Como remate para organizar todo el el grupo de cables existentes se coloca un cajeado registrable por el que se hacen pasar todos los elementos, de tal forma que no cuelguen de la fachada afeándola. Para finalizar se pintan las carpinterías de un tono azul-grisáceo y los muros de siena claro, devolviendo el edificio a su estado original.